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Las palabras

por Mario Benedetti

No me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro

Si usted habla de progreso
nada más que por hablar
mire que todos sabemos
que adelante no es atrás

Si está contra la violencia
pero nos apunta bien
si la violencia va y vuelve
no se me queje después

Si usted pide garantías
sólo para su corral
mire que el pueblo conoce
lo que hay que garantizar

No me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro

Si habla de paz pero tiene
costumbre de torturar
mire que hay para ese vicio
una cura radical

Si escribe reforma agraria
pero sólo en el papel
mire que si el pueblo avanza
la tierra viene con él

Si está entregando el país
y habla de soberanía
quién va a dudar que usted es
soberana porquería

No me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro

No me ensucie las palabras
no les quite su sabor
y límpiese bien la boca
si dice revolución.

Los por qué…

“Pibe delincuente; No te metas;  tu gorra no, la mía sí; joven peligroso; drogadicto; subversivo; puto de mierda; negro choro; portación de rostro; merodeo; mano dura; sin futuro; vagos”

Los medios de comunicación y el discurso oficial nos clasifican todo el tiempo, pero ¿dónde está nuestra palabra, nuestra visión del mundo? Acaso los medios, la escuela, los gobernantes, ¿contemplan nuestras verdades?

Actualmente, de una forma u otra, los jóvenes nos vemos permanentemente interpelados por los medios de comunicación. Las imágenes, los sonidos y lo multimedial están presentes en nuestras vidas gran parte de las horas del día. Nuestra identidad local y juvenil se construye inevitablemente con tales influencias. Por tanto, la interacción de los jóvenes con los medios es fundamentalmente activa, pese a que sus demandas, inquietudes y necesidades reales no sean contempladas en la mayoría de los casos.

Los adolescentes que aparecen en la tele o son víctimas (explotadas, abusadas, golpeadas o violadas), o son victimarios (van con una navaja a la escuela, se drogan, toman alcohol o son violentos). Estos dos modelos son los que se ven en los noticieros, mientras que en las novelas y ficciones aparecen los ricos, chicos que no tienen otro problema que el amor o la falta de amor. Son mundos que no se mezclan: el chico víctima y el victimario son del noticiero, y el rico, de la ficción o de la publicidad. Hay una mala representación del adolescente común.

Muchas de las prácticas culturales juveniles son excluidas de los grandes medios de comunicación masiva. Frente a ello, sostenemos que las prácticas de comunicación popular -en tanto formas de participación- contribuyen a que los estudiantes pongamos en palabras la realidad que percibimos, permitiéndonos de este modo descubrirla, moldearla y multiplicarla.

Somos protagonistas de nuestra propia vida, y por tanto, sujetos de derecho. Afrontamos múltiples y variados desafíos, exploramos e intervenimos el mundo a nuestro paso, tenemos expectativas y miedos propios de nuestra generación y del contexto que nos rodea.
Reclamamos contención por parte de nuestras familias, la comunidad y la escuela. Exigimos participar en las decisiones que nos afectan directamente.

Tenemos miles de preguntas válidas y pretendemos millones de explicaciones contundentes.


Como jóvenes, creemos necesario  tomar la palabra y trabajar la recepción/emisión de la comunicación de manera crítica.
Los propietarios de la palabra alientan la producción de contenidos acríticos, que no incorporan ni buscan jóvenes participativos y conscientes de sus derechos ciudadanos. En contrapartida, existe una multiplicidad de medios que desbordan la capacidad de control de sus propietarios, que abren nuevos caminos para que los jóvenes se expresen, opinen y participen desde un lugar más crítico y reflexivo.

Millones de voces, millones de formas de hacernos escuchar. La radio, la realización y producción de cortometrajes; grabaciones audiovisuales, teatralización, producción de materiales gráficos y fotomontajes; la comunicación interpersonal, gestos, miradas, silencios, lenguaje corporal; Facebook, mensajes de texto, videos y fotos del celular. Ya nadie va a poder silenciar nuestras voces.

 

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